lunes, 6 de mayo de 2013

El cerebro masculino

El cerebro del niño, según doctora en Medicina y neuropsiquiatra, Louann Brizendine . A los niños les encantan la acción y la aventura. Los niños varones están programados para moverse, para hacer que las cosas se muevan, y para observar el movimiento de las cosas. La principal motivación del movimiento está programada biológicamente en el cerebro masculino. Los genes que se activan generan el impulso de rastrear y perseguir objetos en movimiento, apuntar a objetivos, poner a prueba la propia fuerza y ensayar juegos de lucha contra los enemigos. Los bebés varones se alborotan emocionalmente más rápido que las niñas, en cuanto se alteran, les cuesta más calmarse. Los circuitos visuales de los niños prestan más atención al movimiento, las formas geométricas, las aristas y los ángulos de los objetos desde el principio. Los niños se interesan más por los juegos competitivos. La victoria es de una importancia crucial para los niños porque, para ellos, el auténtico fin del juego es decidir la posición social. A una edad muy temprana, el cerebro masculino está deseoso de iniciar juegos de lucha, defensa del territorio y competencia. Perder es inaceptable. Los niños se pelean y se pegan con entusiasmo, compiten por los juguetes e intentando dominar al otro. Los niños se pelean, alborotan o entran en guerras imaginarias con frecuencia. Los niños instintivamente saben que tienen que aprender a triunfar dentro de la jerarquía masculina. Los niños que se mueven pueden aprender mejor que los que se quedan quietos. Fuente: El cerebro masculino, de Louann Brizendine. 1ª ed. Buenos Aires: Del Nuevo Extremo, RBA(España), 2010.

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