domingo, 15 de agosto de 2010

El periodismo, según Kapuscinski

El periodismo se halla entre las profesiones más gregarias que existen, porque sin los otros no se puede hacer nada. Sin la ayuda, sin la participación, la opinión y el pensamiento de otros, no existen. La condición principal de este oficio es el entendimiento con el otro. Ninguna sociedad moderna puede existir sin periodistas, pero los periodistas no pueden vivir sin la sociedad.

La condición fundamental consiste en ser capaz de funcionar en conjunto con los otros. En la mayor parte se convierten en esclavos de situaciones donde pierden autonomía, donde dependen de que otro les lleve a un lugar apartado, de que otro decida hablarles acerca de aquello que están investigando. Un periodista no puede ubicarse por encima de aquellos con quienes va a trabajar: al contrario, debe ser un par, uno más, alguien como esos otros, para poder acercarse y luego expresar sus expectativas y esperanzas.

El mejor camino para obtener información pasa por la amistad, decididamente. Un periodista no puede hacer nada solo, y si el otro es la única fuente del material en que luego habrá de trabajar, es imprescindible saber ponerse en contacto con ese otro, conseguir su confianza, lograr cierta empatía con él.

Esta característica viene acompañada por uno de los misterios de este oficio: qué pasa cuando el otro tiene una visión sesgada de los hechos, o intenta manipular con su opinión. Para prevenir esto no existe receta alguna, porque todo depende de las situaciones, que es como decir un montón de cosas. La única medida que se puede tomar consiste en juntar la mayor cantidad de puntos de vista para poder equilibrar y hacer una selección.

Por último, conviene tener presente que se trabaja con la materia más delicada de este mundo: la gente. Con las palabras, con lo que se escribe sobre ellos, pueden destruirles la vida. Esta profesión les lleva por un día, o acaso por cinco horas, a un lugar que después de trabajar dejarán. Seguramente nunca regresarán allí, pero la gente que ayudó al periodista se quedará, y sus vecinos leerán lo que se ha escrito acerca de ellos. Si lo que se escribe pone en peligro a esas personas, tal vez ya no puedan vivir más en ese lugar, y quién sabe si habrá otro sitio adonde puedan ir.

Por eso escribir periodismo es una actividad sumamente delicada. Hay que medir las palabras que se utilizarán, porque cada una puede ser interpretada de manera viciosa por los enemigos de esa gente. Desde este punto de vista el criterio ético debe basarse en el respeto a la integridad y la imagen del otro. Porque los periodistas van a esos lugares y nunca más regresarán, pero lo que escriben sobre las personas se queda con ellas por el resto de su vida. Las palabras pueden destruirlos. Y en general se trata de gente que carece de recursos para defenderse, que no puede hacer nada.

Junto a esa sensibilidad es valioso mantener una actitud humilde sobre lo que hacen porque en esta profesión la experiencia no se acumula. A diferencia de otras actividades, donde en ocasiones es posible afirmar que alguien ha conseguido mucho, en el periodismo nunca se sabe en realidad qué hacer, cómo actuar, cómo escribir. En cada artículo, en cada reportaje, cada crónica, siempre se está empezando de nuevo, desde cero.

En esta profesión los estudios nunca se acaban. Este oficio se ocupa de nuevos datos, nuevos hechos y nuevos problemas. El periodista es un cazador furtivo en todas las ramas de las ciencias humanas.


Fuente: Kapuscinski, Ryszard. Los cinco sentidos del periodista(estar, ver, oír, compartir, pensar). México: Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, Fundación Proa, FCE, 2003.

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