viernes, 22 de enero de 2010

El odio y el rencor

Son dos males que contaminan el alma de la persona. No me atrevo a darle una calificación o denominar a un ser humano, sea delincuente o no. Siento una infinita compasión. No intento justificar lo injustificable. Sólo quiero verlo con ojos justos sin apasionamientos.

Mi alma no quiere condenar o castigar porque esa no es su misión. El camino me ha enseñado a observar las situaciones o casos de manera crítica y constructiva.

Mi pensamiento está en constante cambio. No puedo odiar o sentir rencor por nadie. Me hicieron daño; me quedaron cicatrices, heridas que no sanan, mas no llegó a concretar y a usar la palabra odio porque mi ser está lleno de magia del universo.

Caí como todos lo hacen. Me levanté, me sentí sola en un mundo donde la hipocresía reina. Parecía una princesa miedosa de que le hagan daño en cualquier momento. Sigo estando en guardia por si alguien pretende o si quisiera piensa lastimarme.

Tengo un corazón bueno, dispuesto a ayudar a quien me necesite. Le doy mi aprecio a quien se lo merezca. Mi amistad a la persona que se quite su máscara. No me gustan las máscaras, lo siento. Soy como el agua transparente y limpia.

2 comentarios:

  1. Hermoso, Vero! espero sigas siendo como el agua transparente y limpia...me gusta esta actitud, mantenete firme siempre, con convicción, fuerza, ganas de luchar y no te subestimes... ésta es la actitud que quiero encontrar siempre en vos... éxitos!...tqm

    ResponderEliminar