la lluvia va dejando caer sus lágrimas
y va deshaciendo sus penas.
Mientras escribo este poema
una cara aparece en la memoria
de los años felices
y dibuja en mí una sonrisa.
Echo de menos a mi perrito Buche de noble corazón,
echo de menos leer la Rosa Azul,
las clases de Teoría y práctica,
los chistes de abogados,
mis primeros versos que venian timidamente hacía mí
el consejo de un grande de la literatura,
mis platicas con Andresa en la biblioteca de la facultad,
mi primera escapada de la clase de teoría para ir al seminario de literatura estadounidense
y reencontrarme con mi amiga Irina
Gracias profe por faltar,
gracias Yaya por entregar mi trabajo a Claudio Riveros.
Echo de menos mi primer cumpleaños compartiendo con el escritor Rubén Bareiro Saguier
quien me contaba su historia con tanta paciencia,
echo de menos a mi amiga Caro y sus palabras,
las clases de la profe Lici Sánchez,
las clases del profe Pedrito y la historia paraguaya,
las clases de Teoría y práctica con Susana, una gran periodista,
los consejos de Manuel de alejarme de la literatura para leer los libros de mi carrera,
las clases de portugués con Eunice,
la facultad con sus problemas tanto de los estudiantes como de los funcionarios,
echo de menos tantas cosas,
que nombrarlas no acabaría,
ah, echo de menos el día en que el profe nos presentó al fiscal Giuzzio y
no me anime a preguntar,
iba a ser una especie de conferencia de prensa pero resulto una charla enriquecedora.
Echo de menos al cursillo que inició un sueño hecho realidad,
ahora me queda la tesina.
Echo de menos la entrevista a Antonio Pecci,
a Andrés Colmán,
a Rubén Bareiro Saguier
y a tantas personas que significaron mucho en mi vida.
¡Les quiero!
¡Gracias a todos!
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